Una lectora omnívora comparte 2021 «Quien no lee, a los 70 años habrá vivido una sola vida, ¡la propia!...
Leer másMe genera tanto desprecio la extrema izquierda como la extrema derecha por la misma razón: porque exacerban la necesidad de hacer del otro el enemigo. Es muy normal ver a personas defendiendo a muerte una ideología y para ello se disculpan las malas conductas de los que comparten sus propias ideas y en cambio se vuelven intransigentes frente a las faltas de los contrarios.
Vivo en Barcelona y no faltará quien piense que soy lejana a lo que pasa en mi país de origen, pero de hecho por vivir fuera de Colombia escucho diferentes voces y fuentes de todos lados. En Colombia tengo familia y muchos amigos y me interesa saber cómo están y ayudar a que cada vez estén mejor. Tengo amigos uribistas y petristas a los que adoro con el alma como seres humanos, pero con quienes no comparto posiciones y no por ello son más o menos, ni lo soy yo. Estoy convencida de que todos creemos que tenemos la razón, que sabemos la verdad y nadie la conoce.
NO admito ni la violencia contra manifestantes Ni la violencia contra la fuerza pública. No justifico en ninguno de los dos casos la violencia. En ambos eventos personas con nombre propio, con familia, con sueños y metas están sufriendo. Eso sí, tengo que decir que la violencia de la policía es más grave porque en la constitución existe una obligación de proteger. Hay una película que se llama A few good men y en el final trae una excelente reflexión sobre el tema.
-Downey: What did we do wrong? We did nothing wrong. ¿Qué hicimos mal? No hicimos nada malo.
-Dawson: Yeah, we did. We were supposed to fight for the people who couldn’t fight for themselves. We were supposed to fight for Willie. Si, lo hicimos. Nos correspondía luchar por la gente que no podía luchar por si misma. Debíamos pelear por Willie.
No quiero entrar a juzgar a los policías que están muertos de miedo enfrentándose a un grupo de gente que también está muerta de miedo. Policías que necesitan más herramientas y menos armas para poder enfrentarse con serenidad a una masa de gente y cumplir con lo que ordena la constitución que es garantizar la convivencia en paz.
Al final lo único que me queda en el corazón y en la cabeza es que estamos permitiendo que nos usen como peones en una partida de ajedrez. Toleramos que el odio se meta en nuestra sangre y consentimos romper con la empatía con esos HP _________ (rellenen el espacio según la posición ideológica).
Cuenta un dicho popular: “Si recoges 100 hormigas negras y 100 hormigas rojas y las metes en un jarro no pasará nada, pero si tomas el recipiente, lo sacudes violentamente y lo dejas en la mesa, las hormigas comenzarán a matarse entre sí. Las rojas creen que las negras son las enemigas mientras que las negras suponen que las rojas son las enemigas cuando el verdadero enemigo es la persona que sacudió el jarro”.
Estamos en ese frasco de hormigas negras y rojas. Convivimos tranquilamente mientras no nos sacudan, pero tenemos la mala suerte de que han empezado a tirar el frasco de un lado a otro. La consecuencia es que nos matamos entre nosotros mientras ellos se van tan tranquilos.
¡Que no se nos olvide quién sacude el jarro a diario!
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